Encontrar el equilibrio entre la rentabilidad y el riesgo es uno de los retos que se plantean los inversores. Y para conseguirlo, la diversificación es un método muy útil y que está al alcance de cualquier perfil inversor.

La inversión es un tema que suele generar mucho interés en el mundo financiero, tanto para quienes poseen un gran capital como para aquellos que cuentan con una cantidad de recursos más reducida. Eso sí, en ambos casos, el objetivo es el mismo: buscar rentabilidad en los mercados. Sin embargo, debido -entre otros factores- a los vaivenes de los mismos, no existe una fórmula mágica que garantice el éxito de todas las inversiones, por lo que el riesgo es un elemento clave a tener en cuenta a la hora de invertir.

¿Cómo diversificar las inversiones correctamente?

Si te interesa empezar a invertir o, incluso, si ya tienes experiencia, sin duda conocer y poner en práctica algunos consejos sobre cómo diversificar te será de mucha utilidad. Lo primero que debes saber es que, según tu perfil inversor, es decir los recursos de los que dispones, tus expectativas de rentabilidad, el riesgo que puedas asumir, el tiempo que estés dispuesto a esperar, entre otras características que te identifican, necesitarás elegir una inversión u otra.

Veamos el ejemplo de Tomás: durante los últimos años, un porcentaje de su salario lo ha destinado al ahorro y ahora quiere emplear parte de ese dinero guardado para la inversión. Su objetivo es incrementar su capital para disfrutarlo cuando llegue al momento de la jubilación -todavía le faltan más de 10 años-, por lo que no tiene prisa ni necesidad de liquidez y puede invertir a largo plazo. Además, prefiere no asumir muchos riesgos, así que busca un activo con el que se sienta más seguro, aunque la rentabilidad sea menor.

Estas son algunas de las opciones que puede considerar Tomás para diversificar correctamente su inversión. Puede elegir una de ellas o también combinar varias, según lo que más le convenga para cumplir con su objetivo al tiempo que reduce el riesgo.

  • Invertir en diferentes activos. El comportamiento de los mercados no afecta de la misma forma a la cotización de las acciones de una compañía, al precio de las divisas o al valor de los bienes inmuebles. Por ello, distribuir el capital en diferentes tipos de activos le daría la tranquilidad a Tomás de que, en caso de que alguno de ellos pierda valor por las fluctuaciones de precio, los demás podrían mantenerse a salvo o, incluso, obtener beneficio de la misma situación. Por ejemplo, si una divisa se devalúa podría beneficiar la competitividad en el exterior de una compañía, por lo que la pérdida de valor en la inversión de esa moneda se minimizaría con el aumento en la cotización de las acciones de dicha empresa.
  • Combinar varios sectores. Un error habitual es pensar que diversificar consiste en invertir el capital en diferentes empresas sin tener en cuenta el sector al que pertenecen. Esa idea puede resultar muy dañina, pues comprando acciones de tres compañías que se dedican a lo mismo el riesgo de una regulación nueva, un desastre natural, la subida en los costes de producción, entre otros factores, afectaría al sector en general y probablemente al valor de las acciones de las tres empresas. Tomás tiene diversas opciones para combinar sus inversiones en sectores que no tengan una relación directa, como el del transporte, bancario, tecnológico, inmobiliario, industrial, etc.
  • Acudir a otros mercados. Generalmente, a la hora de invertir las personas suelen hacerlo dentro del mercado nacional y mercados locales porque son los que les resultan más familiares y les generan mayor confianza. Sin embargo, una buena opción es la diversificación geográfica, es decir, buscar alternativas en otros países que tengan buenas perspectivas económicas. Para hacerlo, Tomás deberá tener en cuenta varios aspectos, como la inflación, los cambios políticos, la legislación en materia económica y hasta la posibilidad de desastres naturales o conflictos armados, entre otros. En este caso, la ayuda de un profesional o fondo de inversión puede ser de mucha utilidad para diseñar el portafolio de inversión. Así como recurrir a diferentes tipos de activos y sectores minimiza los riesgos, ocurre lo mismo utilizando el criterio geográfico, pues los vaivenes de la economía no suelen afectar a todos los países por igual.
  • Utilizar diferentes plazos. Una de las formas en las que se clasifican las inversiones es por el vencimiento del capital invertido más el rendimiento: hablamos de corto (hasta un año), medio (hasta cinco años) y largo plazo (a partir de cinco años). Por norma general se entiende que a menor tiempo existen menos riesgos, pero también menos rentabilidad, mientras que a mayor tiempo se espera que tanto el riesgo como la rentabilidad sean mayores. Elegir una diversificación de los plazos sirve para minimizar el riesgo, pero es necesario tener en cuenta la necesidad de liquidez y expectativas de cada inversor. Tomás, por ejemplo, podría optar por combinar el medio y largo plazo, ya que su objetivo es la jubilación y no pretender utilizar ese capital a corto plazo.

Si te interesa saber un poco más sobre cómo rentabilizar tu dinero, este artículo de Sano de Lucas te explica en qué te debes fijar cuando decides entrar en el mundo de las inversiones.

El riesgo de diversificar en exceso

Por último, vale la pena resaltar que la diversificación puede ser contraproducente para la salud financiera del inversor si se realiza sin control. Tener un gran número de activos dispersos en el portafolio puede ocasionar que los costes asociados a su gestión sean mayores, por lo que las ganancias finales se reducen. Además, es necesario destinar más tiempo para encargarse de la cartera y se hace aún más difícil estar al tanto de lo que sucede en los diferentes sectores o zonas geográficas para tomar decisiones sobre los activos.

Fuente: Santander

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