“Cuando no tengas motivación, deberás ser disciplinado”, es una frase dicha por muchos entrenadores a sus alumnos. A todos nos emociona empezar una actividad nueva. Arrancar es el paso más sencillo, el desafío es ser constante.

Para una persona que nunca realizó actividad física, elegir puede ser agotador. Existen muchas disciplinas para realizar, desde baile hasta el crossfit. Correr o nadar. La cuestión es elegir una que se adapte a nuestra rutina diaria y empezar.
Si se acierta con el ejercicio seleccionado, puede ser que durante la primer etapa permanezca la constancia, pero ¿cómo se mantiene esa motivación a lo largo del tiempo?
Dejar de pensar en el ejercicio como tal, y mentalizarnos que lo hacemos porque es tiempo de que nos dedicamos a nosotras mismas es un comienzo. Hay días que cuesta salir de casa, que la cama y una película son mucho más tentadoras que ir a entrenar, pero saber identificar la necesidad real de un descanso a diferencia de la pereza es fundamental.
Incentivarse con factores externos es otra opción. Desde pensar en el objetivo que buscamos, recordar como nos sentíamos antes de empezar a entrenar, incluso las amistades que creamos con las personas que hacen lo mismo y hasta la sensación de satisfacción que sentimos cuando volvemos a casa después de nuestra actividad ayudará a motivarnos.
Para que la pereza y las excusas no ganen hay que priorizar el ejercicio como algo importante del día a día. Muchas veces se elige faltar porque surge un plan poco importante un rato antes. Si pensamos en entrenar como una prioridad, no lo será y con el paso del tiempo se volverá a abandonar el hábito.
En el caso de que no podamos faltar a compromisos sociales, ser flexible también ayuda a mantener la rutina. Esto quiere decir que, si siempre entrenas a la noche, y te sale un happy hour con la gente del trabajo, lo mejor sería que busques otro horario para entrenar.
Si se tuvo un mal día, el cansancio es abrumador o simplemente no hay ganas, hacer ejercicio es exactamente lo que se necesita para sentirse mejor. Entrenar produce hormonas de alivio y felicidad en el cuerpo, ayudando a eliminar el estrés y las tensiones, otro motivo más para pensar en la actividad como una prioridad.
Y ahora, ¿qué tal para arrancar de vuelta el entrenamiento con una mentalidad renovada?
Por: Natalia Delgado para Vos

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