El guaraní tiene una fecha marcada dentro del calendario; cada 25 de agosto, desde 1967, es conmemorada. Con un estilo peculiar, dulce y hasta gracioso, representa la autenticidad de la existencia del paraguayo y la paraguaya.

El Día del Idioma Guaraní se recuerda cada 25 de agosto, desde 1967, fecha en la que fue promulgada la Constitución Nacional y en la que se incluyó por primera vez el guaraní, un idioma dulce, que une y que también tiene la capacidad de robar una sonrisa con una sola palabra.

Al respecto, el poeta, escritor bilingüe, docente e investigador Lino Trinidad Sanabria resaltó la importancia del idioma, que significa la autenticidad de la existencia del paraguayo y paraguaya como habitante originario.

“En este caso, es el único país latinoamericano que tiene dos lenguas oficiales y una de esas lenguas es originaria”, expresó en diálogo con Última Hora.

Un 34,3% de los paraguayos y paraguayas habla con mayor frecuencia tanto en guaraní como en castellano, lo que resulta el porcentaje mayor, según la Encuesta Permanente de Hogares Continua 2022.

Le sigue solo el guaraní, con un 32,6%, y solo castellano con un 30,4%.

Un poco de historia

Fueron 15 los ciudadanos que firmaron el documento en el que solicitaron la oficialización de la lengua guaraní en igualdad de condiciones con el castellano.

Todos ellos expresaron en su momento que el Paraguay sin guaraní no es Paraguay y con esta frase impulsaron la oficialización.

“Es a quienes rindo mi fervoroso homenaje en este Día del Idioma Guaraní, porque ellos ya lograron varios pasos firmes y patrióticos al dejar impresos en los artículos 5 y 92 de la Constitución de 1967, las disposiciones que sirvieron de trampolín para que la actual carta magna (1992), en su artículo 140, dejara impregnada la oficialización de la lengua guaraní”, se explayó Trinidad Sanabria.

Los firmantes del documento presentado a la Convención Nacional Constituyente de 1967 fueron: Rufino Arévalo Paris, Rigoberto Branda Arroyo, Carlos A. Pusineri Scala, Gumencindo Ayala Aquino, Dario Gómez Serrato, Crispiniano Martínez González, Julián Rejala, Carlos A. Soler, Reinaldo J. Decoud Larrosa, Diógenes Barreto M., Alicia Medín de Trujillo, monseñor Mariano Celso Predoso, Basilides Brítez Fariña, Pedro Encina Ramos y Anselmo Jóver Peralta.

Guaraní es el nombre que daban al idioma todas las tribus hablantes que aún vivían en Sudamérica, pero que estaban dispersas en Paraguay, Brasil, Argentina, Bolivia, Venezuela y Colombia.

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La propaganda contra el guaraní tomó fuerza después de la Guerra del 70 con la venida de maestros argentinos que traían la consigna de terminar con el idioma, ya que mientras los paraguayos seguían hablando ese idioma “salvaje”, el Paraguay nunca llegaría a ser provincia argentina.

El idioma guaraní, según los lingüistas, es el único idioma vivo entre los numerosos idiomas que eran hablados cuando los conquistadores llegaron a América.

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Lingüísticamente, es una lengua que posee en sí misma raíces vivas, lo que le da una facilidad para la formación de nuevos vocablos sin necesidad de apelar a las raíces de otros idiomas.

También forma sus vocablos por cuatro mecanismos: La onomatopeya, la aglutinación, la composición y la parasíntesis.

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