La mitad de las estrellas de nuestra galaxia son estrellas solitarias, como el Sol, y la otra mitad son astros
que forman sistemas estelares que giran en pareja o en grupo, algunos con órbitas tan estrechas que
podrían caber entre la Tierra y la Luna.
AGENCIA EFE.

El sistema recién descubierto, que el equipo ha denominado ZTF J1813+4251, tiene
la órbita más corta detectada hasta la fecha.

El hallazgo, publicado este miércoles en la revista Nature, se ha hecho en colaboración de
la Universidad de Harvard y el Centro Smithsoniano de Astrofísica, entre otras
instituciones.
El sistema parece ser una de las raras clases de binarias denominadas “variables
cataclísmicas”, en las que una estrella similar al Sol orbita alrededor de una enana blanca
(el núcleo caliente y denso que queda de una estrella cuando ha agotado su combustible).
Estrellas se eclipsaban
Estas variables cataclísmicas surgen cuando, en un proceso que dura miles de millones
de años, las dos estrellas se acercan, lo que hace que la enana blanca empiece a acretar
(comerse) el material de su estrella compañera.
Los astrónomos captaron esta variable cataclísmica mientras las estrellas
se eclipsaban entre sí, lo que ayudó a medir con precisión sus propiedades.
Con las mediciones, realizaron simulaciones de lo que probablemente esté haciendo el
sistema en la actualidad y de cómo debería evolucionar en los próximos cientos de
millones de años.
Según sus cálculos, ambas estrellas están en transición y la estrella similar al Sol ha
estado dando vueltas y “donando” gran parte de su atmósfera de hidrógeno a la voraz
enana blanca.
Estrella reducirá su núcleo
Con el tiempo, la estrella similar al Sol acabará reduciéndose a un núcleo
mayoritariamente denso y rico en helio. Y en 70 millones de años, ambas se acercarán
aún más, hasta una órbita ultracorta de 18 minutos, antes de empezar a expandirse y
separarse.
Aunque los investigadores del MIT y de otros centros ya predijeron hace décadas que
estas variables cataclísmicas deberían de hacer la transición a órbitas ultracortas, esta
es la primera vez que se observa directamente.
“La gente predijo que estos objetos debían de hacer la transición a órbitas ultracortas, y
durante mucho tiempo se debatió si podían acortarse lo suficiente como para emitir ondas
gravitacionales detectables. Este descubrimiento pone fin al debate”, explica Kevin
Burdge, del MIT.
Para hacer el estudio, Burdge utilizó el catálogo de estrellas observadas por el Zwicky
Transient Facility (ZTF), que usa una cámara acoplada a un telescopio en el Observatorio
Palomar de California para tomar imágenes de alta resolución de amplias franjas del
cielo.

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