El 29 de septiembre la Iglesia celebra a los Santos Arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel. Sus nombres han quedado grabados para siempre en el alma de los cristianos gracias a que aparecen en la Sagrada Escritura, cada uno de ellos, llevando a cabo misiones importantísimas encomendadas por Dios.
“Miguel” en hebreo significa “¡Quién como Dios!”, expresión que evoca la grandeza de Dios, su amor y su justicia infinitas. San Miguel es quien está al mando de los ejércitos celestiales. Su nombre es el grito de guerra en la batalla librada en el Cielo contra el Adversario, Satanás, y su corte de ángeles caídos.
“Rafael” quiere decir “Medicina de Dios” o “Dios ha obrado la salud”. San Rafael es el arcángel amigo de los caminantes y médico de los enfermos.
“Gabriel” significa “Fortaleza de Dios”. A San Gabriel se le encomendó la misión de anunciarle a la Virgen María que sería la Madre del Salvador.
El 29 de septiembre de 2017, el Papa Francisco afirmó: «Hoy celebramos el día de tres de estos arcángeles porque han tenido un papel importante en la historia de la salvación. Y conmemoramos a estos tres porque también tienen un papel importante en nuestro camino hacia la salvación».
El 13 de octubre de 1884 el papa León XIII escribió la oración a San Miguel, según se dice en la religión católica.
«San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha.
Sé nuestro amparo contra la perversidad y las acechanzas del diablo.
Que Dios manifieste sobre él su poder, esa es nuestra humilde súplica;
y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, con la fuerza que Dios te ha conferido,
arroja al infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos
que vagan por el mundo para la perdición de las almas.
Amén.»