• Daniel Pardo
  • Corresponsal de BBC Mundo en Colombia

A pesar de su guerra de 60 años, Colombia fue durante décadas un país relativamente estable. Sus presidentes eran moderados, sus índices económicos invariables, sus instituciones famosas por su fortaleza.

Pero durante los últimos años esa historia de estabilidad ha ido cambiando, y la ola de protestas y violencia política hace casi dos semanas confirmó que Colombia ya no es el mismo país de antes.

Por primera vez en décadas los obreros, campesinos, indígenas y estudiantes se organizaron para protestar al tiempo; la caída de la reforma tributaria en medio de una emergencia fiscal mostró grietas en un modelo económico hasta ahora sólido y la capacidad de los políticos para generar confianza y resoluciones parece más limitada que nunca.

Al menos 27 personas han muerto, según la Defensoría del Pueblo. Miles han resultado heridos. Cientos han pasado días desaparecidos. El país ha visto, en vivo y en directo, cientos de abusos policiales y unos cuantos tiroteos entre colombianos.

El presidente, Iván Duque, inició una ronda de diálogos con sectores en busca de soluciones. Y la más esperada de esas reuniones, este lunes con los líderes del Paro Nacional, cumplió las menguadas expectativas: no arrojó resultados ni generó arengas de esperanza.

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